¿POR QUÉ ENSEÑAR AJEDREZ EN LA ESCUELA?
Existe una amplia experiencia internacional, nacional y en nuestro propio Plan Provincial sobre las implicancias positivas de la enseñanza escolar del ajedrez. Si bien los aspectos que enumeraremos están interrelacionados, los agrupamos bajo dos enfoques principales:
DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES PERSONALES
1) Desarrolla todas las habilidades intelectuales del niño
El aprendizaje y la práctica del ajedrez desarrolla en el niño todas las habilidades intelectuales que son objetivos del proceso educativo escolar:
– La capacidad de observación – la atención y la concentración – la memoria
– La creatividad y la imaginación – el análisis y la síntesis – la elaboración de hipótesis
– El cálculo y la reversibilidad – el pensamiento estratégico
2) Mejora la autonomía y la voluntad para la toma de decisiones
La partida de ajedrez como secuencia continua de jugadas desarrolla las aptitudes del alumno frente a todos los factores que intervienen en la toma de decisiones:
- Factores materiales: el análisis, la comparación y la evaluación de la posición de las piezas.
- Factores temporales: la oportunidad y la precisión para realizar las jugadas.
- Factores psicológicos: la autonomía, determinación y tenacidad para implementar un plan estratégico.
3) Eleva la autoestima
La búsqueda de mejores resultados promueve en el niño el desarrollo de una personalidad autónoma y una mayor confianza en sus capacidades. A la satisfacción cuando logra ventajas, se agrega la autocrítica si la derrota sobreviene por errores propios o la búsqueda de superación si sobreviene por la superioridad del rival.
4) Potencia el aprendizaje significativo de contenidos matemáticos
Como contenido transversal potencia el aprendizaje significativo de una importante cantidad de conceptos incluidos en los contenidos curriculares de matemática: todos los conceptos topológicos; en geometría los conceptos de paralelas y perpendiculares, ángulos, clasificación de cuadriláteros y de triángulos, etc.; en aritmética ecuaciones e inecuaciones, fracciones, funciones, etc.
5) Promueve la conjugación de múltiples sistemas de lenguaje
Junto con una utilización más precisa del idioma en la formalización de las reglas del juego y la formulación de problemas, los alumnos incorporan un lenguaje ajedrecístico específico para las jugadas (notación algebraica) y un lenguaje ideográfico para la representación en los tableros de las posiciones.
En el proceso de aprendizaje estos lenguajes interactúan en la transposición espacial que remite a la interpretación de verdaderos “mapas” que se trasladan desde el tablero mural, al juego de mesa, a los esquemas dibujados en los apuntes y al tablero imaginario que el niño construye en su mente para proyectar sus jugadas futuras y las de su rival.
6) Favorece la transferencia de contenidos procedimentales
Las competencias desarrolladas en ajedrez –la lectura comprensiva de textos de diferentes tipos, la consideración del contexto, la condición de pensar antes actuar, la necesidad de observar, explorar, evaluar, elaborar hipótesis provisorias y planes de acción, verificar, corregir el error, asumir un pensamiento dialógico, reflexivo y descentrado (aprender a ponerse en el lugar del otro), la disposición a analizar distintos puntos de vista, etc.– conforman una nueva actitud ante el conocimiento y se constituyen en un dispositivo sumamente eficaz para afrontar nuevas experiencias.
La adquisición por parte del niño de un pensamiento crítico lo dispone positivamente a transferir esa forma de aprehender la realidad a todas las áreas de la vida escolar y a actuar con autonomía y solvencia en los ámbitos familiares y comunitarios en los que participa.
APORTES AL FORTALECIMIENTO DE LA INSTITUCIÓN ESCOLAR
1) Restablece el deseo de aprender en el proceso educativo
Las experiencias de enseñanza del ajedrez en la escuela demuestran la importancia del juego como herramienta didáctica para restablecer el circuito virtuoso en la relación enseñanza – aprendizaje: el niño aprende disfrutando y disfruta aprendiendo.
Esto promueve además, el tan valorado deseo de auto-búsqueda de más conocimientos, base de la formación permanente y que el alumno motivado suele proyectar al conjunto de las materias, mejorando su rendimiento escolar general.
2) Mejora la convivencia limitando la violencia escolar
El ajedrez es una alternativa ampliamente demostrada contra la violencia escolar, en tanto formidable favorecedor de comportamientos de respeto y armonía en las relaciones interpersonales de los alumnos, tanto en las horas de clase como en los recreos, porque los educa en la aceptación de reglas precisas y el respeto por el adversario ocasional.
3) Colabora en la lucha contra la deserción escolar
Una consecuencia directa de lo señalado en el punto anterior es la función preventiva de la enseñanza del ajedrez respecto a la deserción escolar:
– por un lado, los cultores del ajedrez suelen tener un mejor rendimiento académico lo que actúa como un aliciente para su permanencia en la escuela;
– por otra parte su mayor autoestima y preparación para encarar problemas los coloca en mejor situación para enfrentar coyunturas desfavorables afectivas o socioeconómicas.
4) Despierta el interés de los docentes por renovar sus prácticas
Muchos directivos impulsan proyectos de enseñanza de ajedrez en sus escuelas como una forma de transformar las prácticas pedagógicas de sus docentes.
Muchos docentes, al comprobar las habilidades intelectuales desarrolladas por los niños con el ajedrez, revalorizan su potencial de aprendizaje y profundizan los cambios de enfoque, privilegian el desarrollo de pensamiento crítico y sustituyen los ejercicios de aplicación por la resolución de problemas, superando la falsa antinomia entre la “urgencia por cumplir con los contenidos” o facilitar los tiempos necesarios para construir aprendizajes significativos.
5) Es una excelente herramienta de diagnóstico en el aula
A lo largo de muchos años pudimos comprobar que desde las primeras clases de “alfabetización ajedrecística” en un grupo podemos ubicar rápidamente a los alumnos con problemas de aprendizaje, así como descubrir aptitudes intelectuales en alumnos que presentan dificultades para formalizar el trabajo aúlico según las pautas estructuradas.
No menos frecuente es la posibilidad de detectar tempranamente “huecos” conceptuales que pueda presentar todo un curso, especialmente en matemáticas, lo que permite que el docente del área pueda subsanarlos al comienzo del ciclo lectivo evitando que los nuevos contenidos no tengan la base de conocimientos previos imprescindibles.
6) Tiene múltiples posibilidades de proyección interdisciplinaria
El ajedrez en la escuela nos permite desarrollar actividades de integración con otras disciplinas, además de matemática y lengua: la producción de juegos de ajedrez con diversos materiales (plástica y tecnología), la realización de ajedrez vivientes (teatro, música, educación física), la investigación de los 2.500 años de historia del ajedrez (ciencias sociales) y la incorporación de programas de ajedrez por computadoras y el juego on-line con niños de otras ciudades y países (informática), entre otras.
7) Transmite prestigio social a la institución en la que se incorpora
La enseñanza del ajedrez, por el prestigio social que conlleva el “enseñar a pensar” mejora la imagen de la institución en la que se imparte, no sólo respecto a la comunidad de padres actuales, sino en la captación de matrícula potencial. Por eso aparece –junto con la enseñanza de informática e inglés- en la mayoría de las currículas ofrecidas por la educación privada.
8) Es una importante herramienta de vinculación entre los niños, su familia y la escuela
La práctica del ajedrez posibilita un importante canal de relación a través del juego entre el niño y su familia (padres, hermanos, abuelos) y sus amigos, también fuera de la escuela.
La realización de eventos de ajedrez – tanto internos como interescolares – promueve el acercamiento de los padres que acompañan a los niños a los torneos y permite vincularlos a otros proyectos de participación en las instituciones.